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El Castigo de la Puta Tardía: Una Lección de Disciplina

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El Castigo de la Puta Tardía: Una Lección de Disciplina

El Amo espera en la sala a que su puta regrese de su reunión de café con sus amigas. Ella había prometido estar en casa a las 5 p.m. para preparar la cena del Amo para su regreso a las 6 p.m. Desafortunadamente para ella, ahora son las 7 p.m., y el Amo no está contento. El Amo tendrá que castigar a su puta por llegar tarde.

En la mesa de café, cuidadosamente ocultos bajo una toalla, se encuentran el electroshock, pinzas para pezones, un látigo y un plug anal de metal—herramientas de disciplina, elegidas con cuidado para grabar la lección en su carne y mente.

La puta, vestida con su atuendo de ejercicio sin sostén, entra en la habitación. En el momento en que sus ojos se encuentran con los del Amo, la conciencia de su tardanza la golpea. Balbucea una disculpa, pero la voz del Amo corta afilada:

Cierra tu sucia boca, puta.

Su corazón late rápidamente. El Amo le ordena desnudarse, dejando solo sus bragas. Ella obedece, quedando casi desnuda, expuesta, vulnerable. Él le ordena que se coloque en el centro de la habitación: brazos detrás de la cabeza, piernas abiertas. La postura perfecta para el castigo.

El silencio se vuelve pesado mientras el Amo lentamente dobla la toalla, revelando los instrumentos de castigo. El electroshock metálico brilla bajo la luz. El pánico inunda sus rasgos al notarlo. Un cálido chorro escapa, empapando sus bragas.

¡Mira este patético desastre! Te has meado, puta.

Su rostro arde de humillación. El Amo ordena:

Acuéstate de espaldas, ahí, en tu propia orina.

Ella obedece, sintiendo el líquido cálido impregnarse en su piel. El Amo se coloca sobre ella, liberando su polla.

Toma esto, perra sucia.

Un chorro caliente de orina rocía su estómago, subiendo hasta su pecho y rostro. Ella cierra los ojos, abrumada por la vergüenza y el retorcido placer.

El Amo se guarda, mirándola desde arriba:

Levántate. Quítate las bragas y úsalas para limpiar este desastre.

Ella se quita las bragas empapadas, la tela pesada con su desgracia. Comienza a limpiar su cuerpo lentamente, luego se arrodilla para limpiar el suelo de la misma manera.

Ponte de pie, puta. Agarra esa braga. Todavía hay dos agujeros que no has limpiado.

El Amo le ordena insertar la braga en su coño, empujándola hasta que solo quede visible un pequeño trozo.

Ahora sácalo e introdúcelo en tu culo.

La puta obedece, humillándose aún más bajo la mirada implacable del Amo.

¿Crees que ese fue tu castigo? Abre la boca.

Ella obedece, metiendo las bragas empapadas en su boca, sus mejillas abultadas. El Amo se acerca con las pinzas para pezones, asegurándolas firmemente en sus pezones endurecidos.

Inclínate sobre la mesa. Mereces 20 golpes por llegar tarde.

El látigo desciende, cada golpe dejando una marca roja vívida en su ofrecido trasero. El dolor pulsa, fusionándose con el insidioso placer de la total humillación.

Una vez completados los 20 golpes, el Amo alcanza el electroshock.

Abre más las piernas, puta.

El metal frío se desliza entre sus muslos, rozando su piel ya marcada.

¡ZAP! Un fuerte choque sacude su clítoris. Su cuerpo se convulsiona, un grito ahogado escapa alrededor de las bragas que la amordazan. Piernas temblorosas, espalda arqueada, mantiene su posición, sometiéndose completamente.

El Amo desliza el electroshock hacia arriba. ¡ZAP! Un segundo choque, más intenso, electrifica su clítoris, haciéndola convulsionar incontrolablemente, el sudor perlándose en su piel.

El electroshock viaja más abajo, acariciando el borde de su ano. Después de una pausa tortuosa—¡ZAP!—un brutal choque golpea su trasero. Lágrimas brotan de sus ojos, sus sollozos silenciados por la mordaza.

Un último ¡ZAP!, más profundo esta vez, envía una violenta sacudida a través de su ano expuesto. Sus llantos ahogados se desvanecen mientras su cuerpo tiembla en total agotamiento y total sumisión.


“Y ahora entenderás. Este plug anal servirá como tu recordatorio. Lo llevarás toda la noche.”

El Amo inserta el plug de metal frío en su abusado trasero, empujándolo completamente. La abrumadora mezcla de dolor y rendición la hace temblar.

Ponte de pie, mírame. Saca esa braga de tu boca.

Ella obedece, sin aliento, saliva y orina goteando de su barbilla.

Ve a la ventana. Muestra al mundo lo que eres.

Sonrojada furiosamente, ella obedece, su cuerpo marcado, expuesto y permanentemente marcado por la autoridad de su Amo.

Master Deepdom

Master Deepdom

I am Deepdom, a passionate and uncompromising Master, guided by the raw and elegant art of BDSM. My world is an endless exploration of domination and submission dynamics, where every interaction becomes an intense dance of control, discipline, and truth.

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